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 La Estirpe De Ìnaco

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Muerte
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MensajeTema: La Estirpe De Ìnaco   La Estirpe De Ìnaco Icon_minitimeMiér Sep 09, 2009 4:05 pm

Iniciaré este relato aclarando, que Argos es una ciudad que toma su nombre de un hijo de Zeus y Níobe llamado, Argo. Argólide se le llama a la zona que rodea esta ciudad y son denominados argivos sus habitantes. Esta región se encuentra situada en el Peloponeso.

Hecha esta puntualización, pasaré a comentar que la más antigua de las estirpes heroicas, es la argiva. A esta saga pertenecen ilustres nombres en la mitología griega como Io, Perseo o Heracles.

La historia de esta familia, que reina casi interrumpidamente en Argos, arranca con el dios-ríos Ínaco, del que ahora vamos a hablar.

Hijo de Océano y Tetis, Ínaco es un dios-río situado en la Argólide. Cuando Hera y Poseidón se disputaron la primacía sobre este territorio, Ínaco junto a sus hermanos Asterión y Cefiso fue nombrado juez de la disputa. El veredicto de los jueces favoreció a la diosa, por lo que Poseidón disgustado, provocó la sequía en el cauce del dios-río durante el verano. Ínaco, o quizás su hijo Foroneo, erigieron por primera vez un templo a la Hera Argiva.

Los distintos autores no se ponen de acuerdo sobre la época en la que vivio Ínaco. Según unos es anterior a la raza humana, según otros es contemporáneo de Erictonio y de Eumolpo, o incluso otros relatan que es posterior al diluvio, ya que ayudó a los sobrevivientes a establecerse en las cercanías del río Ínaco.

El caso es que Ínaco reinó en Argos junto a su esposa, la oceánide Melia. Son hijos suyos: Foroneo, Egialeo, Micena, Argos, Pelasgo, Caso e Io.

Una de las leyendas relata, que las desventuras de Io le causaron tanta tristeza que trató de vengarse de Zeus. El dios como castigo, envio a la Erinia Tisífone para atormentarle. Finalmente Ínaco presa de la locura, se arrojó al río Haliacmón, que a partir de aquel momento cambio de nombre para llamarse Ínaco.



Vamos ahora a centrarnos en la figura de Io. Aunque la versión más extendida la hace hija de Ínaco y la oceánide Melia, hay versiones en las que su padre es Yaso o quizás Pirén. Si tomamos el relato más habitual del mito, Io fue princesa perteneciente a la estirpe de Ínaco, que ejercía de sacerdotisa para la Hera Argiva.

Ya fuera por la belleza de la muchacha o por la intervención de Iinge, que le dio al dios un filtro amoroso, Zeus se enamoró perdidamente de Io.

Durante un sueño, Io recibió la orden de trasladarse a las orillas del lago Lerna y allí entregarse a Zeus. La doncella le contó el sueño a su padre, que lo consultó con los oráculos de Delfos y Dodona. Ambos le aconsejaron que obedeciese para evitar el enfado del dios.

Mientras Zeus e Io se encontraban ocupados en sus juegos amorosos, apareció Hera, con la intención de sorprender al dios en una de sus frecuentes infidelidades. Zeus para proteger a la muchacha, la transformó en una hermosa vaca de inmaculada blancura. Hera fingiendo admirar el magnifico animal, exigió a su marido que se lo entregase como presente. Después la diosa confió la vigilancia de la vaca a Argo Panoptes, el de los cien ojos. Pero Zeus decidido a devolver su verdadera forma a Io, envio a Hermes para que recobrase el animal. Para realizar la empresa que le habían encomendado, Hermes, durmió a Argo con una melodía y después lo mató con su cimitarra. Hera enterada de lo ocurrido, envio un tábano para que picase sin descanso a la vaca. Io furiosa por los picotazos emprendio una veloz carrera, primero pasó por Dodona, cruzó el Bósforo, que quiere decir paso de la vaca, recorrió Asia Menor, la India, Arabia y por fin llegó a Egipto, donde Zeus le devolvio la forma humana.

En Egipto reinó y fue venerada bajo el nombre de Isis, también se le atribuye la fundación de Menfis. Una vez recuperada su forma humana dio a luz un hijo de Zeus, Épafo.



Como hemos visto, Épafo es hijo de Zeus e Io y nace Egipto. Por desgracia para el infante, Hera persigue tanto a las amantes de su esposo, como a los hijos que tiene con éstas. De manera que la reina del Olimpo encarga a los Curetes el rapto de Épafo. A pesar de buscarlo sin descanso, a Io le es imposible dar con el paradero de su hijo. Para vengarse Zeus mata a los Curetes, tras lo cual Io inicia una nueva búsqueda. Por fin averigua que Épafo está siendo criado por la esposa del rey de Siria, Biblo. Io reclama a la criatura y regresa a Egipto con él.

Épafo reinó en Egipto tras la muerte de su padre adoptivo Telégono. Se casó con Menfis. Son hijas suyas Libia, Lisianasa y Tebe.



Libia es la ninfa epónima de Libia. La importancia de esta hija de la ninfa Mentis y el rey de Egipto Épafo, radica en que es la madre junto a Poseidón de los gemelos Belo y Agenor.

Como de Agenor y su descendencia ya hemos hablado ampliamente en el ciclo tebano, vamos a ocuparnos ahora de la descendencia de Belo. Pues al igual que le pasa a Agenor, es su descendencia la que le da trascendencia a este personaje.



Mientras que su hermano Agenor emigra a Siria, Belo permanece en Egipto donde reina y se casa con Anquíone, una hija del dios-río Nilo. Juntos tuvieron a Dánao y Egipto.

A Egipto su padre le cedió Arabia, después el muchacho por su cuenta subyugó la región de los melámpodes, a la que llamó Egipto. Este monarca tuvo cincuenta hijos de diferentes madres. Dánao recibió de su padre Libia, engendró cincuenta hijas, también como su hermano, procedentes de diferentes madres, que fueron llamadas Danaides.

A la muerte de Belo, los dos hermanos se disputaron la herencia de su padre. Advertido por un oráculo y aconsejado por Atenea, Dánao construyó un barco con cincuenta remos y huyó junto a sus hijas.

Arribaron en Argos, donde unas versiones relatan que el rey Gelanor cedió de buen grado el trono a Dánao y otras cuentan como el traspaso de poder se debió a un prodigio que se produjo en Argos, y que los habitantes del lugar interpretaron como una señal favorable hacia Dánao. El prodigio consistía en un lobo que salió de un bosque, atacó un rebaño y después saltó sobre un toro, al que dominó. Los argivos entendieron que el lobo que había llegado atacado y vencido era el propio Dánao, por lo que le entregaron el trono. En agradecimiento, Dánao erigió un santuario en honor de Apolo Licio, que significa Apolo el lobo.

Una vez en el poder, Dánao se enfrentó con la sequía que asolaba la zona en los periodos estivales. Esto sucedía desde que Poseidón airado con el dios-río Ínaco, por no apoyar su candidatura como dios protector de la zona contra Hera, decidió vengarse secando durante el verano el cauce de Ínaco. Para paliar la sequía, Dánao envio a sus cincuenta hijas en busca de agua. Amimone dio con la fuente de Lerna.

Algún tiempo después llegaron a Argos los cincuenta hijos de Egipto, que como señal de buena voluntad, propusieron un matrimonio general entre los cincuenta hijos de Egipto y las cincuenta hijas de Dánao. Presionado, Dánao se vio obligado a acceder, pero la noche de bodas entregó a cada una de sus hijas un puñal ordenándoles que esa misma noche diesen muerte a sus maridos. Así lo hicieron todas con excepción de Hipermestra, que salvó la vida a Linceo en agradecimiento por haberla respetado. Linceo huyó de Argos. Hipermestra por su desobediencia, fue sometida a un juicio en el que los argivos la absolvieron. Egipto apesadumbrado por la muerte de sus descendientes y temeroso de su hermano Dánao, se retiró a Ároe, donde murió.

Las Danaides fueron purificadas del crimen por Hermes y Atenea. Para encontrarlas marido, Dánao organizó unos juegos donde los premios eran sus hijas. Los descendientes de estas uniones fueron llamados Dánaos y este pueblo sustituyó al de los Pelasgos.



Tiempo más tarde Linceo regresó a Argos, Dánao acepto su matrimonio con Hipermestra y juntos tuvieron a Abante.

Linceo reinó en la Argolide, ya fuera porque se reconcilió con su suegro, o porque para vengar la muerte de sus hermanos, mató a Dánao y a las Danaides.

Una vez muerto Linceo, heredó el trono su hijo Abante. Con su esposa Aglaya tuvo a los gemelos Acrisio y Preto. Estos hermanos se profesaron el mismo odio que con anterioridad se tuvieron sus predecesores, Dánao y Egipto. Incluso se contaba que Acrisio y Preto se peleaban ya en el seno materno.



Abante fue un magnifico guerrero y era tal su fama, que bastaba mostrar su escudo al enemigo, para que este huyera despavorido. Legó su reino a sus dos hijos ordenando que gobernasen alternativamente. Pero una vez terminado su periodo de reinado, Acrisio se negó a entregar el trono y expulsó a su hermano Preto del país.

Con ayuda de Yóbates, Preto organizó un ejercito y se lanzó contra Argos. La batalla fue sangrienta, pero como ninguno de los dos bandos pudo obtener la victoria sobre el otro, finalmente decidieron partir la herencia, de manera que Acrisio reinó a partir de entonces en Argos y Preto en Tirinto.

Acrisio tenía una hija de su esposa Eurídice. Pero como deseaba tener un hijo, consultó al oráculo. Éste le reveló, que tendría un varón de su estirpe a través de su hija Dánae, pero que moriría a manos de su nieto.

Para impedir que el oráculo se cumpliese, Acrisio encerró bajo llave a su hija. A pesar de sus precauciones Dánae se quedó encinta, según unos de Zeus, según otros de su tío Preto.

Cuando Acrisio se enteró, metió a Dánae con su hijo Perseo en un cofre y lo lanzó al mar. Por desgracia para Acrisio, ambos se salvaron.

En una ocasión, Perseo acudió a Argos con intención de conocer a su abuelo, pero el rey temeroso, partió hacia Larisa con el fin de evitar

Una vez en Larisa, acudió a unos juegos organizados por el rey Teutámides. Casualmente en estos juegos participaba Perseo, durante la prueba del lanzamiento del disco, una ráfaga de viento desvio su orbita y fue a dar a Acrisio, que murió en el acto. Perseo muy compungido por lo sucedido, dio sepultura a su abuelo en los alrededores de Larisa.



Volvamos ahora por un momento con Dánae, la infortunada hija de Acrisio y Eurídice, los soberanos de Argos.

Como ya hemos dicho, un oráculo había predicho que Acrisio moriría a manos de su nieto, el hijo de Dánae. Para evitar que la muchacha quedase encinta, Acrisio encerró a su hija en una cámara de bronce subterránea, guardada por perros salvajes. Pero Zeus se enamoró de la muchacha, y para satisfacer su pasión, se introdujo en la mazmorra bajo la forma de una lluvia de oro. Dánae logró mantener en secreto su embarazo y posterior parto debido a su reclusión, pero un día Acrisio oyó el llanto del niño. Como antes del encierro Dánae había sido seducida por su tío Preto, Acrisio no creyó que el hijo fuera de Zeus. Furioso al ver burladas todas sus precauciones, metió a Dánae junto a su hijo Perseo en un arca y lo arrojó al mar.

El cofre flotó a la deriva hasta que llegó a las cercanías de la isla de Sérifos. Un pescador llamado Dictis capturó el arca con sus redes. Tras liberarlos, los acogió en su casa y educó a Perseo.



Una vez quedó atrás el episodio en el que su abuelo Acrisio le encerró junto a su madre, Dánae, en un cofre y los lanzó al mar, Perseo creció feliz en la isla de Sérifos, bajo la protección de Dictis.

Cuando Perseo llegó a la edad viril, tuvo que defender a Dánae del acoso al que la sometió el hermano de Dictis y rey de la isla, Polidectes. Ante la negativa de Dánae a casarse con él y la imposibilidad de tomarla por la fuerza, mientras la protegiese Perseo, el rey decidió tenderle una trampa.

Polidectes organizó un banquete con numerosos invitados, allí anunció su intención de solicitar la mano de Hipodamía, hija del rey Enómao. Sabedor de que Perseo no poseía bienes, solicitó de los convidados que cada uno aportase un caballo para engrosar los presentes que ofrecería a la princesa. Perseo humillado por no poder contribuir a la causa, exclamó que él no podía entregarle ningún caballo, pero que le traería la cabeza de Medusa si eso fuera necesario. Polidectes se apresuró a aceptar el cambio, convencido de que el muchacho no regresaría de semejante empresa y tendría vía libre con la madre.



Hagamos ahora un breve alto en el relato de la vida de Perseo, para explicar quien era Medusa, lo cual sin duda nos facilitará el entendimiento de las posteriores aventuras del héroe. Se denominan Gorgonas, a tres hermanas llamadas: Esteno, Euríale y Medusa. Hijas de las divinidades marinas Forcis y Ceto. Pertenecen a la generación preolímpica de monstruos marinos. Las dos primeras gozan de la inmortalidad, mientras que Medusa es mortal. Habitaban en el Occidente extremo, cerca de país de los muertos y de las Hespérides.

Se las representa con una cabellera llena de serpientes, colmillos semejantes a los del jabalí, manos de bronce y unas alas de oro para volar. Eran unos engendros temidos tanto por dioses como por hombres. Su visión era tan horripilante, que tan solo con mirarla te convertías en piedra. Mientras que la parte izquierda de Medusa poseía una sangre con un virulento veneno, la sangre de su parte derecha resucitaba a los muertos, remedio que fue utilizado por Asclepio para devolver la vida a diversos héroes.

Una leyenda tardía cuenta que Medusa era una muchacha de expléndida belleza que se atrevio a compararse con Atenea, por lo que la diosa la transformó en el monstruo que todos conocemos.

Según otro mito, Medusa se unió a Poseidón en un templo de Atenea, eso hizo que se ganase la enemistad de esta última. De esta unión nacieron Pegaso y Crisaor, estos dos surgieron del cadáver Medusa, cuando Perseo le cortó la cabeza.

Retomemos ahora el relato de las aventuras de Perseo. Por suerte para el héroe, Atenea, había oído la conversación del banquete de Polidectes y estaba dispuesta a prestarle su apoyo.

Lo primero que hizo la diosa fue conducirlo hasta la ciudad de Dicterión. En esta ciudad había expuestas unas imágenes de las tres Gorgonas. Atenea le enseñó quien era Medusa para que Perseo pudiera distinguirla de sus hermanas, Estene y Euríale. Después le advirtió que jamás mirase a Medusa, ya que el que la miraba quedaba convertido automáticamente en piedra. Para que se pudiese acercar a la Medusa sin mirarla directamente, le regaló un escudo tan pulido que parecía un espejo y a través del cual podría ver al engendro sin peligro. También Hermes se mostró dispuesto a ayudar al héroe y para ello le entregó una hoz afiladísima con la que cortar la cabeza de Medusa.

Después los dioses le recomendaron que buscase a las Ninfas del Estigia y les pidiese tres objetos mágicos que ellas custodiaban. Como solo las Grayas conocían el lugar donde habitaban las Ninfas, primero acudió en busca de las Grayas. Las Grayas eran tres hermanas que tenían un único diente y un solo ojo, que las tres compartían, usándolo unas veces una y otras veces otra. Perseo les robó el diente y el ojo negándose a devolverlo hasta que le revelasen donde podía encontrar a las Ninfas del Estigia. Una vez en la residencia de las Ninfas, éstas le entregaron unas sandalias voladoras, un zurrón mágico y el yelmo de Hades que otorgaba la invisibilidad.

Convenientemente equipado se dirigió al país de los Hiperbóreos, donde Vivían las Gorgonas. Cuando llegó hasta ellas estaban dormidas. Guiándose por el reflejo del escudo se acercó a Medusa y le cortó la cabeza con la hoz que le había entregado Hermes. Del cuerpo inerte del engendro surgieron Pegaso y Crisaor, llamado así porque al nacer empuñaba una espada de oro. Después metió la cabeza en el zurrón mágico. Como las hermanas de la fallecida se despertaron, Perseo se puso el casco de Hades que proporcionaba la invisibilidad y salió huyendo con sus sandalias voladoras.

Durante el viaje de regreso nuestro héroe pasó por el palacio de Atlante, donde pidió hospitalidad al titán. Como éste se la negó, Perseo enfadado le mostró la cabeza de Medusa y Atlante a partir de entonces quedó trasformado en montaña.



Después mientras sobrevolaba Etiopía, divisó a una hermosa muchacha encadenada a un acantilado. En tierra se enteró que la desdichada doncella era Andrómeda, una hija de Cefeo y Casiopea, reyes de Yope, en Etiopia.

Por desgracia, Casiopea se había jactado de haber parido una hija más hermosa que las Nereidas. Las Nereidas ofendidas, pidieron venganza a su padre Poseidón. Para satisfacerlas, el dios envio primero una inundación y luego un monstruo marino que asolaba la zona. La infortunada Andrómeda iba ser entregada a la voracidad del engendro para aplacarle.

Perseo se ofreció a liberarles del monstruo, si a cambio le otorgaban la mano de Andrómeda. Una vez cerrado el trato, el héroe se elevó con ayuda de sus sandalias voladoras y con un rápido ademán, cercenó la cabeza del animal.

Sin embargo al tomar tierra, Fineo, un tío de la joven, al que ella había estado prometida, reclamó sus derechos sobre la muchacha. Como los padres tomaron partido por Fineo, Perseo tomó a Andrómeda y huyó con ella petrificando con la cabeza de Medusa a todo aquel que osaba perseguirle.

Al llegar a Séritos, encontró a Dánae y a Dictis refugiados en un templo para protegerse de Polidectes, que había intentado forzar a Dánae en ausencia de Perseo. El héroe se presentó en un banquete que ofrecía Polidectes y allí con la cabeza de Medusa transformó en piedra a todos los convidados. En agradecimiento a su lealtad, Perseo puso a Dictis en el trono de Séritos.

Después le regaló a Atenea la cabeza de Medusa, la diosa la colocó en su escudo como arma defensiva. Los objetos mágicos se los entregó a Hermes, que se encargó de restituir a la Ninfas del Estigia las sandalias voladoras, el casco de Hades y el zurrón mágico.

Acompañado de su esposa Andrómeda y su madre Dánae, Perseo decidió regresar a Argos y reconciliarse con su abuelo. Pero Acrisio, al enterarse del viaje huyó al país de los pelasgos, no pudo sin embargo el rey sustraerse al funesto oráculo. Mientras presenciaba unos juegos deportivos en la ciudad de Larisa, murió victima de un disco lanzado por Perseo, que participaba en ellos.

Avergonzado, Perseo no se atrevio a reclamar el trono de Argos, por lo que cambió el trono de Argos por el de Tirinto, que le correspondía a su primo Megapentes. Se le atribuyen las fortificaciones de las ciudades de Mídea y de Micenas con ayuda de los Cíclopes.

Con Andrómeda Perseo tuvo a: Perses, Alceo, Esténelo, Heleo, Méstor, Electrión y a Gorgofone.


Saludos!!!



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